Blog México parte 15
Luego de dos semanas en Puebla finalmente partimos rumbo a Oaxaca. Pero teníamos algunas paradas intermedias en mente. Lo primero en la lista era probar lo que llaman “mole de cadera”, por lo que nos desviamos un poco para ir al mercado 16 de Marzo en Tehuacán. Este plato estacional tiene una forma particular de preparación, y tuvimos la suerte de que justo unos días antes a nuestra llegada había arrancado la temporada. Es un caldo colorado que se hace con las caderas de las cabras. Poca carne, mucho sabor y bastante picante. Su precio es bastante elevado inclusive en los mercados.
Avanzando por la carretera hacia Zapotitlán nos empezó a llamar la atención la enorme cantidad de cactus que nuestros ojos podían detectar, uno pegado al otro, y esa fue la maravillosa bienvenida al Jardín Botánico Helia Bravo Hollis, del cual habíamos leído previamente. Además, nuestra llegada un rato antes a que oscurezca hizo mucho más pintoresca la vista, con los cactus iluminados color atardecer. Tomamos a un guía para que durante una hora nos acompañara en nuestro recorrido por el jardín, explicándonos sobre los distintos tipos de cactus, que varían en forma, tamaño, floración y uso medicinal. También pudimos ver algunas plantas de agave de las que se extrae el “aguamiel” para hacer el mezcal y el pulque, bebidas alcohólicas. Pasamos la noche en el jardín, y por la mañana, lo primero que vimos al despertar fueron los miles de cactus que no paraban de multiplicarse.
Manejamos hasta San Juan Raya, un pueblito de no más de 200 habitantes. Son tres grandes familias las que conviven en este territorio comunal, en la que “todo es de todos”. La gente aquí se divide las tareas, pero más que nada viven del turismo. Nos ofrecieron una gran cantidad de tours guiados, nosotros elegimos el de “huellas de dinosaurios”. Nuestra guía nos explicó todo con claridad, desde todos los usos medicinales de las plantas de la zona, hasta como fue que se encontraron las huellas de dinosaurio petrificadas en el suelo. Todo ese territorio antiguamente había sido mar, pudiéndose encontrar muchos fósiles. También nos contó que en el pasado, la gente del pueblo desconocía el valor arqueológico que poseían sus tierras, y que recogían fósiles para vender al turista. Al ser descubiertas las huellas de dinosaurio, la UNESCO declaró a estas tierras Patrimonio mundial de la Humanidad, concientizando a los locales sobre la conservación de este sitio, y capacitándolos como guías turísticos.
Nos fuimos de esta zona muy sorprendidos por la explicación y por la forma en la que vive y se organiza esta gente. Pero antes de irnos no podíamos no probar los tacos de gusanos Cuchamá que crecen en algunos cactus. También probamos una costilla de cerdo en salsa a base de semillas de cactus, un omelette de flor de cactus y un jugo del fruto de otro cactus (garambullo). Todo muy bueno, aunque si hay que admitir que no nos terminamos el plato de los gusanos. Si bien eran crocantes y no gomosos, igual daba algo de impresión.