(No importa como pronuncies la palabra Yosemite, siempre estará mal. Todos la pronuncian diferente).
Comenzamos el día queriendo cumplir dos objetivos: el primero era hacerle una rápida visita al Lago Tahoe que nos lo habían recomendado muchas personas y el segundo era recorrer el Tioga pass, camino que atraviesa al parque nacional Yosemite de este a oeste, y que afortunadamente había abierto el día anterior. El lago Tahoe nos sirvió de parada intermedia: pese a la cantidad de gente desesperada por ir a la playa un día tan caluroso como ése, logramos estacionar el camper cerca de una bajada, y caminar hasta la playa para tomar un poco de aire y mojarnos los pies en esa agua helada y cristalina. El lago es realmente encantador, de un gran tamaño y llamativo por su fuerte color azul. Luego continuamos viaje hacia la entrada del Tioga pass, y lo atravesamos, gran introducción de lo que sería este impresionante parque que se caracteriza por unos grandes paredones de granito, diversas cascadas imponentes y… mucha pero MUCHA gente. En este camino pudimos ver lagos semicongelados, montañas rocosas, y por fin: renos!!! En todos los parques nos decían que estaba lleno de renos pero nunca teníamos la suerte.
Esa tarde llegamos a un camping silvestre fuera (pero cerca) del parque en el cual pasaríamos la noche. Intentando estacionar, se nos acercó un chico con camiseta de Divididos y nos preguntó: “speak spanish?” De más está decir que era argentino. Era un motoquero santafesino que estaba haciendo un viaje de Argentina a Alaska junto a otro motoquero que había conocido en el camino que por esas coincidencias de la vida: también era de Santa Fe, y estaba haciendo el mismo viaje que él. Con mates de por medio, nos contaron de sus andanzas por Latinoamérica, mientras nosotros les dábamos algunos consejos sobre Estados Unidos. Nunca habíamos pensado lo difícil que es viajar en moto, la capacidad de carga es demasiado limitada! Nuestro camper es un all-inclusive en relación al viaje que ellos estaban realizando y es admirable que hayan llegado a destino después de tanto “sacrificio” y limitaciones. Tuvimos la oportunidad de cambiarles la dieta de arroz y fideos cocinándoles un guiso indio de lentejas, y de postre: malvaviscos al fuego, no podían faltar! Fue una linda velada en la que intercambiamos no sólo aventuras de viaje sino también una buena dosis de argentinidad para sentirse un poco como en casa.
Para nuestro segundo día en Yosemite tuvimos que madrugar demasiado temprano para nuestro gusto. A las 7 AM estábamos arriba ya que, al ser fin de semana y temporada alta, el ingreso y posterior estacionamiento dentro del parque iba a ser caótico. Afortunadamente durante el día pudimos esquivar la aglomeración de autos pudiendo realizar todas las actividades que teníamos pensadas. Arrancamos a la mañana haciendo el trekking al Mirrow Lake, recorrido de 3 horas que va bordeando el río entre paredones de granito, hasta que se llega a un lago que como su nombre indica, crea un espejo de la montaña. En ciertas ocasiones fue necesario cruzar un arroyo (el agua estaba HELADA!!!). Luego de un rápido almuerzo nos acercamos a la impactante catarata Yosemite y a la formación rocosa llamada El Capitán. Finalmente abandonamos el valle para ir al Tunnel View y posteriormente al Glacier Point, donde pudimos disfrutar de un agradable atardecer.
En nuestro último día en el parque, no tuvimos la misma suerte que el día anterior: no logramos levantarnos tan temprano, por lo que tuvimos que hacer cola para ingresar y ya una vez adentro tuvimos que dejar el camper al comienzo del valle ya que estacionar más adelante sería imposible y seguir en el transporte público que ofrece el parque.
Tomamos coraje y decidimos hacer un muy recomendado Trekking de 6 horas para acercarnos a las cascadas Vernal y Nevada. El camino entero fue ESPECTACULAR!!! Además, si bien era un día caluroso, muchas partes del trayecto eran a la sombra y muchas otras eran bordeando las cascadas por lo que uno recibía una “llovizna” refrescante.
Fue esta caminata larga la que nos hizo comprender la fama y popularidad de Yosemite. Ya para la vuelta nos pusimos a esperar al colectivo del parque que nos llevaría hacia donde estaba nuestro camper estacionado, pero como había demasiada fila creímos ingenuamente que sería mejor caminar hacia la parada anterior. Pero una vez allí estuvimos esperando el colectivo más de una hora y fue imposible tomarlo. La organización del transporte público del parque fue pésima, y fue así que llegó la hora en la que dejan de pasar los colectivos y tuvimos que hacer dedo para que nos alcanzaran a la camioneta. Un turista oriental de escaso inglés se apiadó de nosotros y nos llevó.