A partir de este punto del viaje no teníamos ni idea para donde encarar; para organizarnos necesitábamos tener acceso a internet, por lo que nos fuimos de todo parque y bosque nacional hacia la civilización. Paramos en un Mc Donalds en un pueblo al oeste de Yellowstone y discutimos todas las posibilidades, teniendo en cuenta que en los siguientes días fuéramos adonde fuéramos, la lluvia y el mal tiempo nos iba a acompañar. Finalmente decidimos ir para Seattle, que sabíamos era una ciudad importante con muchas opciones para días lluviosos, y que había sido sugerencia por el abuelo de Luli, por todos los parques nacionales que la rodean. Además, Dani el primo de Martín, nos había propuesto que hiciéramos las cuatro puntas de USA, ya que las primeras dos ya eran un hecho. Luego de dos densos días de manejo, sin mucho que ver en el camino, y con la lluvia como fiel acompañante, llegamos al pacífico. Sorprendentemente Seattle nos recibió con algo de sol, asique aprovechamos para recorrer un poco el Downtown. Entramos al edificio de la biblioteca pública de gran modernismo, en sintonía con el resto del área: toda la ciudad nos pareció como muy adelantada por la arquitectura de sus edificios, sus tranvías y transporte púbico silencioso y ecológico. Algo que nos llamó la atención fue la cantidad de personajes, tanto homeless, freakys, como gente con un estilo “alternativo”. No por nada es la ciudad de la música grunge. También es lugar de grandes corporaciones: aviones Boeing, Microsoft, Starbucks y Amazon. Luego de recorrer un poco y haber observado el panorama, fuimos a cenar comida Thai aprovechando el happy hour. Los tragos estaban muy bien preparados!
Al día siguiente nuestra amiga la lluvia volvió para acompañarnos durante todo el día, pudiendo conocer el verdadero Seattle. Para combatir la grisácea mañana, arrancamos tomando dos cafés en el primer Starbucks, que para nuestra sorpresa no vende nada comestible para acompañar el café. De más está decir que había larga fila para entrar. Luego cruzamos la calle para adentrarnos en el famoso mercado donde nos entretuvimos durante HORAS viendo la cantidad de productos frescos como importados (4 dólares cada alfajor Cachafaz!!!), la variedad de verduras, frutas y mariscos. Aprovechamos para probar el cocktail de cangrejo, el salmón y por último Martin se compró el sándwich de cerdo desmenuzado. Terminamos el día tomando una cerveza y picando algo en Capitol Hill, el barrio “alternativo”. Por tres cuadras no paramos de ver gente vestida de negro, llena de tatuajes y piercings, hombres con pantalones de cuero, peinados exóticos. Nos cruzamos con bares de los cuales salía rock “pesado”, en los que alguna vez tocó Nirvana y Perl Jam. Para nuestra sorpresa, en contraste con todo el negro que llegaba a nuestros ojos, de todos los restaurantes colgaban banderas gay, y las sendas peatonales estaban pintadas también multicolor, creando un ambiente interesante.
Dejamos Seattle para visitar los parques nacionales de sus alrededores, teniendo la sensación de que nos podríamos haber quedado un día más para conocerla bien a fondo, ya que esperábamos un poco más de ella por todos los comentarios positivos que habíamos escuchado de otras personas. Nos resultó una ciudad muy particular por el tipo de ambiente con el que te encontrás, con una mentalidad muy abierta y progresista.