Preparativos pre-frontera y cruce a México!


Llegamos a San Antonio dos días antes a cruzar a México, con la idea original de hacer turismo, pero habían tantas cosas por hacer previas al cruce y estábamos tan nerviosos, que ya no teníamos cabeza para conocer lugares nuevos. En Monterrey (México) nos encontraríamos con familia mexicana de Luli y su mamá que viajó desde Argentina para tomarse tres semanas de vacaciones para pasear con nosotros. Créannos que en esos días bajamos los kilos que habíamos engordado en USA. No hicimos otra cosa que ir a The Home Depot a comprar una cerradura extra para agregarle al camper; a O´Really para tener a mano todos los repuestos de la camioneta que podríamos llegar a necesitar en otro país, y unas bases que sostienen las baterías para que éstas no se tambaleen tanto con el movimiento del camper; a Walmart para comprar algunas porquerías que no tendríamos fuera de USA; a la fotocopiadora, en la que estuvimos más de una hora sacándole fotocopias a color a nuestros documentos para no entregar los originales en caso de que alguna policía corrupta nos los pida. También cambiamos el colchón ya que el que venía con el camper estaba muy hundido.

Todas estas cosas llevaron más tiempo del que imaginan, y cuando nos quisimos dar cuenta llegó la mañana que nos tocó manejar a Laredo para enfrentarnos a lo que se venía. Recuerdo lo que todos nos decían: “tranquilos, para entrar a México no van a tener problema”. Sin embargo, no sé por qué, Luli siempre tuvo la sensación de que alguna complicación iba a surgir. Y así fue como, cuando llegamos a la frontera, nos para un hombre que tras revisar la camioneta, camper y papeles y decirnos que todo estaba en orden, se le ocurre llamar a su jefe por teléfono y comienzan una charla que hizo que entendiéramos que no iba a ser todo tan fácil. Nos explicó que como nosotros no íbamos a regresar a USA sino salir por otra frontera, éramos considerados “transmigrantes”, y que a los transmigrantes no les corresponde cruzar por Laredo, sino por Matamoros (pueblo ubicado a 4 horas de donde estábamos). Le dijimos al hombre que teníamos que cruzar sí o sí, que teníamos gente esperándonos en Monterrey! Y que debía haber algún error en lo que nos planteaba porque conocíamos viajeros que habían cruzado por esa frontera en las mismas condiciones que nosotros. Que NO éramos transmigrantes sino turistas normales que en vez de en avión llegábamos por tierra. No hubo caso, el hombre insistía que solo por la peligrosa frontera de Matamoros llena de narcos es por donde debíamos cruzar. Luego de discutir vaya a saber uno cuanto tiempo, Martín logró que nos dejara ir a “autodeclaración” para que otra persona decida si podíamos cruzar. Caminamos un par de cuadras hasta la oficina de Banjercito donde te dan los permisos y en el camino nos dice:”Ustedes son los argentinos? No se los van a dar!”. A pesar del mal pronóstico, una vez en la ofician todo fue rápido y fructífero. Ya con el permiso en mano, nos quisimos ir de aquel lugar lo antes posible, antes de que se arrepintieran. Cuando miramos el reloj nos percatamos de que habíamos estado casi tres horas ahí luchándola. Manejamos dos horas sin parar hasta llegar a Monterrey y ser recibidos por Nydia y Luis (queridos tíos mexicanos) y Estela, la mamá de Luli!!! Luego de ocho meses sin verse madre e hija, todo fue amor y felicidad esa tarde.


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