Oaxaca: un mundo de sensaciones


Blog México parte 16

La ciudad de Oaxaca está estratégicamente ubicada en el medio de un valle. Su comida (tiene 7 moles!!!), arquitectura colonial, iglesias, la hacen un atractivo turístico y ha crecido mucho en los últimos años. Nos sorprendió la cantidad de extranjeros. Ex conventos y casonas son hoy en día restaurantes y hoteles boutiques. Pasear por sus coloridas y empedradas calles ya es un atractivo en sí.

El ex convento de Santo Domingo sorprende por su impresionante arquitectura, además de ser actualmente el Museo de la Cultura de Oaxaca, lleno de información e historia, que te lleva varias horas recorrerlo entero. El interior del templo de Santo Domingo, al lado del ex convento, es llamativamente bonito, máxima expresión del barroco mexicano al estar completamente cargada y decorada con múltiples figuras.

Las primeras dos noches las pasamos en el parque “El Llano” que, a pesar de ser céntrico, era de fácil acceso para nuestro camper. Ahí nos despertó el ruido del concurrido mercado de los viernes, que estaba lleno de puestos de comida, donde probamos las famosas tlayudas oaxaqueñas, enfrijoladas y la excelente barbacoa de chivo y cordero.

La siguiente semana nos hospedaron muy amablemente en su casa Lau Drevos (argentina que está viviendo en México desde hace un año) y su novio Jorge, en un barrio un poco alejado donde pudimos sacarnos el Camper de encima y manejar sólo con la camioneta a los distintos atractivos turísticos que rodean esta ciudad.

Uno de esos días manejamos hacia el sur de Oaxaca para visitar el inconcluso Ex convento Santiago Apóstol. Recorrerlo es un viaje a tiempos pasados. En el siguiente pueblo, Zaachíla, visitamos unas decepcionantes tumbas zapotecas. Desde allí, un fuerte aroma a chocolate despertó nuestra curiosidad, y olfateando llegamos al lugar de origen: una molienda, donde nos hicieron una demostración del proceso del chocolate oaxaqueño. En general, este chocolate nos resulta demasiado azucarado, pero en este sitio pudimos elegir la proporción de cacao, azúcar, canela y almendras, por lo que encargamos un kilo todo para nosotros!

Otro día visitamos las impresionantes ruinas arqueológicas de Monte Albán, que son visita obligatoria si pasás por Oaxaca. Su vista a las montañas es realmente bonita. Recorriendo esta ciudad zapoteca uno toma conciencia de la importancia que debió tener en su momento.

Tomando la ruta del mezcal hay mucho para ver. La parada más cercana es el árbol del Tule, el más ancho del mundo, con 45 metros de circunferencia. Un poco más adelante, se encuentra Tlacolula de Matamoros, el cual su enorme mercado dominical es su gran atractivo. A continuación, las ruinas de Mitla, llamativas por su decoración, aunque no muy grandes. Pero la parte imperdible de esta ruta es Hierve el Agua: cascadas petrificadas incrustradas en las sierras de extrema belleza. Se han formado unas pozas naturales al borde de una de las cascadas, que a diferencia de lo que uno se imaginaría, el agua es FRÍA. Es necesario tomarse fotos en aquel mágico lugar, pero hay que tener cuidado porque el piso está resbaloso y te encontrás al lado del mismo precipicio. Estamos seguros de qué en la historia de este lugar, más de un turista debe haber caído tras un intento de selfie.

Para poder apreciar la segunda cascada desde abajo es necesario hacer una caminata de 20 minutos, accediendo de esta forma a una vista que probablemente sea única en el mundo. Nos fuimos alejando por un sendero poco marcado hasta poder ver la primera cascada (la de las pozas) desde un ángulo buenísimo. Por momentos se veían algunas cabezas de turistas asomándose. Para Martín, volver por el mismo camino no era una opción. Por lo que decidimos tomar un atajo y ”escalar” la cascada petrificada. Orgullosos de llegar a la cima nos refrescamos en las pozas donde ya no había mucha gente. Al rato, una chica con tonada indescifrable comentaba que estaba viajando con su novio argentino tocando música en distintos bares. Así fue como conocimos a Yone (catalana a muerte, no te atrevas a decirle española!), y a Sebas (argentino que debe haber aprendido a tocar la guitarra desde antes de haber nacido). Nuestra conversación empezó con: “¿Ustedes son los locos que estaban escalando la cascada?”. Se volvieron con nosotros hasta Oaxaca donde tocarían esa noche, pero antes hicimos una parada en una pequeña fábrica artesanal de mezcal. Allí nos explicaron su proceso de elaboración y degustación que nos convenció de comprar un par de botellas. Su principal diferencia con el tequila, es que puede ser elaborado a partir de distintos agaves; en cambio el tequila solamente con el agave azul. Esa noche, nos reencontramos con Sebastián Camper (el argentino que conocimos en Puebla que está haciendo casi el mismo viaje que nosotros) y fuimos a ver el show de Yone y Sebas, que rompieron la noche con sus voces, guitarra y percusión.

Con Sebastian Camper decidimos seguir a nuestros amigos músicos hasta Sierra Norte, yéndonos en caravana hasta una zona de camping y cabañas en medio de un bosque frío a hora y media de la ciudad. Compramos carne para el asadito y no podía faltar el vino argentino (Nota mental: no dejen una bolsa con carne en el suelo porque seguramente un perro se la llevará).

Esta zona es parte de los pueblos Mancomunacados (así se escribe), pequeñas aldeas donde sus habitantes se organizaron de manera autosustentable y ecológica para recibir al turismo. De regreso a Oaxaca, pasamos por Teotitlán del Valle para visitar la casa de una familia que hace tapetes. Te reciben amablemente y te explican con detalle y pasión desde el lavado, hilado, el teñido con productos naturales, y el tejido en sí. La parte de los colores fue la más instructiva, por ejemplo: para el colorado se utiliza Cochinilla, un insecto que vive en un cactus, qué al secarlo y aplastarlo tiñe de este color. No pudimos evitar no comprar un pequeño tapete para decorar nuestro Camper. Ya en la ciudad de Oaxaca, volvimos a estacionarnos en el parque “El Llano”, preparándonos para el esperado Día de Muertos.


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