Sabíamos que iba ser una ciudad bastante caótica para recorrer en motorhome: problema de estacionamiento, tráfico, crimen(¿?). En fin, sólo nos interesaba ver algo de Hollywood y Beverly Hills (vimos Mujer Bonita unos días antes). Llegamos a LA dirigiéndonos al centro histórico. Las huellas española-mexicana nos interesaban más que los rascacielos del Downtown. Fuimos a Avila Adobe, la casa más antigua de la ciudad, que se puede visitar gratuitamente. Dimos una vuelta por la zona, y de yapa visitamos el barrio chino el cual no es muy pintoresco, pero fue donde conseguimos estacionar en la calle. Seguimos rumbo a Hollywood para recorrer el popular paseo de la fama con sus estrellas en la vereda hasta llegar al Teatro Chino conocido por albergar la entrega de los Oscars. Esta parte de la ciudad es divertida, gente disfrazada, un clon de Tom Cruise ofreciéndose para sacarse fotos (vimos a una cincuentona pagarle 20 dólares por la foto), artistas callejeros… el zoológico completo. Ah! Pudimos ver el cartel “Hollywood” a lo lejos. Antes de buscar donde pasar la noche, fuimos al observatorio Griffith. UN CAOS DE AUTOS. Este mirador está situado en una colina con vista panorámica. Siendo un viernes de Julio parece que estaba toda la ciudad tratando de ver el atardecer. Luego de perder casi dos horas encerrados en la camioneta hasta que subimos y bajamos sin poder estacionar, decidimos buscar donde dormir, tarea que no era sencilla: ya habíamos leído múltiples carteles de no estacionar durante la noche en varias zonas. Volviendo a Hollywood, estacionamos la camioneta afortunadamente en el mismo lugar que antes. Y sin carteles prohibiendo “overnight”, nos quedamos ahí: a pocos metros de Sunset Boulevard, una especie de Avenida Santa Fe californiana repleta de palmeras y negocios de todo tipo.
A la mañana, luego de pasar una noche bastante ruidosa por el movimiento de homeless socializando alrededor nuestro (para variar), nos fuimos al Farmers Market. Si bien su nombre indica mercado de granjeros, no nos pareció eso. Evidentemente se ha convertido en un paseo de compras mucho más amplio. Lindo para pasar unas horas y comer algo pero no muy autóctono.
Continuamos a Beverly Hills para despedirnos de LA. No hay mucho que contar que no se sepa de este condado: mansiones de multimillonarios y artistas del séptimo arte, es de las zonas más caras del mundo. La avenida Rodeo Drive archiconocida por Mujer Bonita con sus tiendas de alto poder adquisitivo y hoteles de lujo. Paramos frente a una mansión de quien sabe quién, como para decir que “almorzamos en Beverly Hills” y nos fuimos raudamente hacia Dead Valley como escala previa a Las Vegas.