Blog México parte 12
De regreso a la zona central de México, no queríamos dejar de ir al sur sin antes pasar por las Grutas de Tolantongo. Se trata de un balneario en medio de cerros de inigualable belleza. Tiene dos sectores: uno sin intervención del hombre, y las pozas artificiales. Sin duda el sector natural es el que más interesante nos resultó. Se encuentra dentro de un cerro donde uno puede ingresar a distintas cuevas. En algunos sitios caen chorros de agua termal caliente con mucha presión (hay que sostenerse el traje de baño para no quedarse desnudo!); en otros la oscuridad es tanta que te recomiendan que lleves linterna. Una es tan agosta que parece un sauna natural. Nos divertimos mucho en un sector en el que la corriente era fuertísima, y tuvimos que luchar contra ésta para ingresar a algunos sectores.
Para completar la visita, fuimos a las pozas artificiales ubicadas en otra parte del balneario. La temperatura de sus aguas es ideal, y su estética es bellísima: uno puede meterse y disfrutar de la vista al valle montañoso por horas.
Estas grutas han sido uno de los lugares que más nos gustaron de México y eso que no son tan conocidas, aunque seguramente se deben llenar durante los fines de semana.
Luego de disfrutar las grutas durante dos días hicimos una parada en Palmitas, barrio situado en una lomada de la ciudad de Pachuca donde sus frentes han sido pintados formando el “mural más grande del mundo” (ver foto para entender!).
Manejamos hasta un pueblo ex minero: Mineral el Chico, que nos recibió con una niebla que lo convertía en pueblo fantasmal. Abrimos los paraguas para pasear por las pintorescas calles empedradas. Ya por la noche casi todo estaba cerrado, excepto un simpático barcito de 2×2 metros cuadrados, al cual entramos para probar la bebida típica del pueblo (una especie de jerez). A los pocos minutos ya habíamos entablado conversación con los viejitos “borrachos” locales que nos hicieron reír mucho (estaban para retratar!) y que nos organizaron el día siguiente: nos invitaron a desayunar por la mañana y a festejar un cumpleaños familiar por la tarde, donde habría barbacoa (tipo de cocción donde se coloca piezas de cordero en un hoyo cubierto con hojas de maguey por varias horas). Todo esto hizo que nuestra llegada a Puebla se dilatara, pero valió la pena. Nos fuimos de Mineral el Chico felices por toda la hospitalidad recibida. Todos allí estaban encantados de habernos conocido, preguntándonos constantemente cuando volveríamos. El sueño de muchos de ellos era realizar un viaje como el nuestro.