Blog México parte 24
Luego de pasar el territorio zapatista, con sus peajes informales, ranchos humildes, y rutas en mal estado, llegamos a la “civilización” nuevamente. El Parque Nacional Palenque, ubicado en plena selva, tiene dos atractivos importantes: las ruinas arqueológicas mayas más grandes de Chiapas, y el mono aullador (del cual jamás nos olvidaremos).
Primero visitamos las ruinas: las diferentes pirámides y palacios de gobierno son realmente impresionantes. Recorrerlas te llevan un largo rato porque hay mucho para caminar, además de que se puede subir a la mayoría de las edificaciones, y el calor húmedo selvático no ayuda. Se piensa que tan solo el 3% de la ciudad de Palenque ha sido descubierta, y que el resto se encuentra bajo tierra escondida en la selva. Imagínense lo que debe haber sido este lugar en su época de puro auge!
Quedando pocas horas de luz y fuera del horario recomendado, decidimos hacer un sendero por la selva cuya entrada se encontraba a pocos metros de las ruinas. A medida que caminábamos, íbamos escuchando el correr de los arroyos, y el cantar de los pájaros sobre nosotros. En un momento Martín empezó a pegar gritos chistosos para “atraer monos”. Ya regresando, comenzamos a escuchar ruidos extraños: créannos que eran tan fuertes y feroces que por un momento llegamos a pensar que una manada de gorilas venía hacia nosotros. Pero rápidamente nos dimos cuenta de que debían provenir de los famosos monos aulladores. A los pocos minutos los gritos se multiplicaron, comenzaron a venir de todas partes, parecía que nos estaban rodeando, pero sin dejarse visualizar. Supuestamente estos monos son de tamaño pequeño, pero por el ruido que hacían parecían que fuesen King-kong; muy amigables no debían ser. Un poco inquietos aceleramos el paso hacia el desvío que nos llevaría al camper. Ya estaba oscureciendo y como si fuera poco: nos perdimos. Ahora sí realmente estábamos asustados. Decidimos olvidar el atajo y volver sobre nuestros pasos. Tras lograr salir del sendero, y riéndonos de la situación, vimos la foto del mono y sí que era pequeño!
Estábamos a pocos minutos del camping donde pasaríamos la noche. Al llegar nos dimos cuenta de que había otro camper: el primero que veíamos con carpa en el techo! Stephen y Jazmín de PlanR, pareja germana-suiza, que a sus 30 años se tomaron un año para viajar por américa, estaban por cenar siendo las 6.30 de la tarde. Comparando nuestros viajes nos dimos cuenta que aquí en México, salvo por Palenque y Guadalajara, el resto de nuestra ruta había sido completamente distinta. Tanto para ver en este país! La charla se prolongó hasta tarde, con el ruido de los monos como banda sonora de fondo.
A una hora de Palenque, por un llamativo camino de asfalto, se encuentran esta desconocida seguidilla de cascadas y saltos de enorme belleza. Su nombre “Roberto Barrios” no nos resultó muy marketinero que digamos… A pesar de que nos tocaron días nublados, fue imposible no tentarse a explorar y a descubrir cada rincón: pozas, cascadas, cuevas y lagunitas que se iban formando, con un sorprendente color verde. Además, tuvimos la suerte de coincidir con otro camper: esta vez un motorhome todo integrado cuyos tripulantes eran una pareja francesa con sus tres niños entre 4 y 9 años. Pegamos muy buena onda y nos quedamos un día mas con ellos en este asombroso lugar.
Esta familia viaja en anonimato online al menos para extraños, por lo cual no pudimos subir fotos de ellos!
Tips para viajeros
- En Palenque eviten el mediodia para visitarlas. Hay mucho calor y humedad en la zona
- En Roberto Barrios, uno se puede quedar a dormir por muy poco dinero. Incluye baños y acceso a agua.