Blog México parte 22
Los Lagos de Colon forman parte de un balneario con instalaciones un poco precarias. Es disfrutado más que nada por mexicanos de los alrededores y guatemaltecos, ya que Guatemala se encuentra a pocos kilómetros. Tiene una zona arqueológica con cinco pirámides muy simpáticas de mediana altura y bien conservadas. El resto del complejo se encuentra lleno de lagos con aguas frescas y super cristalinas, de tonalidad verdosa. Tiene un espectacular sector de cascaditas donde uno se puede meter; arroyos y zonas verdes de camping. Nos instalamos bastante cerca de las cascadas, conviviendo con una familia propietaria de un restaurante de mojarras, con la que nos encariñamos, más que nada con los niños que disfrutaban de entrar a nuestro camper y tocar todo lo que estaba a la vista.
Luego de un par de días en los Lagos de Colón, disfrutando la naturaleza, y triunfantes por nuestra primera gran venta, manejamos hacia Lagunas de Montebello, ansiosos por conocer “uno de los sitios más bonitos de Chiapas”. Sin embargo, la lluvia y la niebla se empeñaron en escondernos la belleza de este lugar. Sin mucho que hacer, fuimos a comer a un restaurante a la orilla del lago Tziscao, a tan solo un kilómetro del límite con Guatemala. La mujer que nos atendió, de pocas palabras, nos cocinó una mojarra frita que no estaba sabrosa. Pero al menos teníamos wifi, y nos permitieron pasar la noche ahí. Vimos fotos de aquellos lagos en días soleados, y realmente eran una belleza.
Decidimos dar una vuelta en camioneta a pesar de que seguía lloviendo, y fue en aquel momento en el que nos dimos cuenta que uno de los cuatro tensores que aferran el camper a la camioneta, se nos había caído. Volvimos a hacer parte del trayecto en sentido inverso, buscándolo, pero nunca apareció. Considerando el día perdido, regresamos al estacionamiento del restaurante para aprovechar el wifi. Pero al rato Martín entró a ver un partido de futbol con el dueño del lugar, y regresó al camper a los 10 minutos tras un corte de luz. Que piedra!!! Por lo menos éramos los únicos en todo el pueblo con luz!
Nos despertamos y el mal clima seguía sobre nosotros así que dejamos ese lugar. Nuestro próximo destino sería la Cascada del Chiflón.
Llegamos al balneario faltando media hora para que cierre un trayecto del recorrido por las cascadas. Salimos corriendo (y sin comer!!!) para hacer en 30 minutos lo que la gente hace en 45. Con la lengua afuera y las piernas pidiendo tregua pudimos llegar a ver las cuatro cascadas que este sitio tiene para ofrecer en tan solo 1,6km de ida. La primera cascada es la más impactante y de mayor tamaño, con una caída de 150 metros, y con un acantilado de piedra color marrón, que hace que el contraste con el blanco sea aún más bonito. Y para completar la postal, el arcoíris que nos acompañó casi todo el trayecto.