Chiapas: El otro México


Blog México parte 20

Entramos al estado de Chiapas y nos dirigimos a su ciudad más turística: San Cristóbal de las Casas, donde nos recibieron muy amablemente el Doctor Marco Paz y su esposa Doña Mati, amigos de la familia de Luli. Nos impresionó la gran feria de artesanías en una de sus plazas, con sorprendentes tejidos y bordados, y extrañamente a muy buenos precios. Tiene varias calles peatonales para caminar mientras se disfruta de la típica arquitectura colonial mexicana, con negocios y restaurantes para todos los gustos. En esta ciudad con su notable aire europeo, se convive con la cultura prehispánica gracias al comercio entre las distintas comunidades indígenas de sus alrededores. Fue nuestro primer encuentro con el “otro” México, el México indígena, con diferentes comunidades que derivan del Maya. Cada una con su dialecto y costumbres. A pocos kilómetros se encuentra la comunidad de Chamula, famoso por su mercado dominical, donde todo el pueblo ofrece sus mercaderías. Las mujeres visten faldas de cordero (que deben ser abrigadísimas), atadas con lazos bordados. Esta gente es un show fascinante para los ojos. No les gusta ser fotografiados, por lo que hay que hacerlo disimuladamente. Ni se te ocurra preguntar el precio de una pulsera si no tienes intenciones verdaderas de comprarla: te volverán loco hasta que la compres! Es famosa la iglesia de Chamula; se ingresa con entrada paga y está completamente prohibido tomar fotos (amenazan con meterte en prisión). Su interior es un espectáculo: hay grupitos de nativos rezando (algunos en voz alta) tirados en el suelo ya que no hay asientos; en su lugar hay una especie de paja desparramada por todos lados. También llama la atención la gran cantidad de velas encendidas.

Ese mismo día visitamos otro pueblo cercano, Zinacatán, similar a Chamula pero de otra comunidad. Nos tocó ver un evento religioso con cientos de personas vestidas con atuendos bordados del mismo color violeta. Nos hubiera encantado acercarnos más para poder vivir el show más de cerca, además de tomar fotos espectaculares. Pero temíamos por las posibles consecuencias (más tarde nos enteramos que nuestros amigos turcos estuvieron ahí mismo, y se mezclaron entre la multitud cantando y bailando!!!).

Junto a nuestros anfitriones nos fuimos para Tuxtla, la capital del estado, donde también tienen casa. El principal atractivo turístico fue el Cañón del Sumidero, a pocos kilómetros de la ciudad. Su recorrido se hace en lancha y combina sus impactantes paredones con la fauna del lugar: cocodrilos, pelícanos, monos, etc.

 

Muy cerca se encuentra Chiapas de Corzo, donde fuimos a almorzar con una pareja de viajeros que conocimos en el cañón. Pero tuvimos un percance: en una estrecha calle, golpeamos una vereda alta con una de las patas del camper, descolocándola. Otra vez había que realizarle cirugía!

Como siempre decimos, todo ocurre por alguna razón, y apenas regresamos a Tuxtla, Doña Mati nos trajo a uno de sus hombres de confianza (Ahmed) para que nos ayude con la reparación. Al rato, la pata estaba en su lugar. Decidimos aprovechar al genio de Ahmed para que nos cambiara las maderas del piso de las baterías que estaban deterioradas por la humedad. También pintamos el techo del camper con pintura impermeable y agregamos nuestro logo en la cara trasera. Todos estos arreglos nos llevaron varios días, pudiendo disfrutar muchas deliciosas comidas junto a Marco y Mati, la mayoría de ellas acompañadas por tequilas de muy buena calidad. Ya no sabíamos que más reparar para quedarnos más días, por lo que nos tocó despedirnos. Esperamos verlos por Buenos Aires.


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