Llegamos al parque y lo primero que hicimos para variar fue ir al visitor center para recibir orientación. Nos recomendaron un centenar de miradores accesibles en auto y un par de trekkings, aunque les habíamos aclarado que no era nuestra idea realizar caminatas largas ya que nuestras piernas se encontraban semi muertas por los intensos trekkings de los días anteriores. Sin duda es más fácil que vean las fotos que sacamos desde los distintos miradores y nos ahorren tener que describir lo que consideramos que fue uno de los lugares más lindos e impresionantes de USA y que no es tan conocido.
Pero terminamos cayendo en la tentación: mientras almorzamos en el “Inspiration Point” tomamos fuerzas para poder hacer un trekking de 3 horas, y menos mal que lo hicimos porque una cosa es mirar un paisaje espectacular desde un mirador y otra cosa es meterse y vivirlo desde otra perspectiva, inmerso en un mundo de colores rojos y anaranjados.
Despidiéndonos de Bryce, nos quedaba manejar un largo trecho hasta la ciudad de Page, en el límite con Arizona, donde volveríamos a la civilización luego de varios días de pura naturaleza.