Belice: una corta pero interesante visita.


Blog de Belice

Si bien para la mayoría de los viajeros la frontera de México a Belice es una de las más tranquilas y fáciles de cruzar, nosotros fuimos tratados de mal modo, y nos dieron un permiso de tan solo diez días para quedarnos en el país cuando lo permitido por ley es de treinta. Pero como el pronóstico para las próximas semanas era pura lluvia, teníamos tiempo de sobra, no pudiendo disfrutar de toda la zona caribeña y los famosos cayos en los que se encuentra el segundo arrecife más grande del mundo.

Luego de casi 6 meses en México, llegamos a este curioso país que fue por muchos años colonia inglesa, siendo su idioma oficial el inglés y encontrando en sus monedas y billetes a la reina Isabel. No tardamos en notar la simpatía de la gente, que nos saludaba y sonreía continuamente. La población es multirracial: mucho latino, africano, inglés, menonita, chinos e indios. Nos llamó la atención la arquitectura de las casas, construidas con madera, la mayoría elevadas por las inundaciones; algunas muy precarias, otras bastante lujosas, pero todas con un estilo en común.

Manejamos hasta Orange Walk, y caminamos un poco sus calles para familiarizarnos con el país. Y nuestra primera aventura comenzó en un pequeño supermercado, cuando dos mujeres se nos acercaron, y nos contaron sobre su proyecto que están intentando sacar adelante: quieren convertir sus tierras de campo en un lugar en el que puedan parar viajeros, y tomar de su huerta los alimentos que necesiten. Una de ellas nos contó sobre como le ganó tres veces al cáncer con una dieta alcalina y tés de jengibre, dato que despertó la curiosidad en Luli, que le interesan las plantas medicinales. Creemos que toda esta charla se dio por algún motivo, y decidimos acompañarlas. Pensábamos partir al día siguiente, pero finalmente nos quedamos con ellas cuatro días, ayudándolas y aprendiendo. Hay acaso mejor trueque que ese? Además de trabajar en la huerta, estuvimos clavando maderas para la estructura del quincho.  Una tarde nos llevaron a un cercano pueblo menonita en el que además de disfrutar del viaje en el tiempo, compramos unos quesos muy ricos. Otro día las acompañamos a la casa de un amigo cubano que está viviendo en Belice desde hace 4 años, disconforme con el gobierno y forma de vida de USA, país que detesta aún más que a la dictadura cubana de la que escapó inicialmente: “Que no es todo blanco o negro en este mundo, y yo he vivido en ambos lados, nadie me lo ha contado!”. Nos costó dejar a todo este grupo de personajes que tanto nos hicieron reír, y que nos abrieron las puertas de sus casas.

Disfrutando del campo.

Terminamos manejando hasta el zoológico de Belice que nos resultó muy interesante: todos los animales que se encuentran en él son autóctonos y fueron rescatados por diferentes motivos. La gente que trabaja ahí se encarga de sanarlos, cuidarlos y alimentarlos. Los carteles cuentan la historia de cada animal para que se tome conciencia y evitar que más animales terminen en el zoológico. Además, este lugar se encuentra ubicado en el medio de la selva, logrando que los animales estén como en su ámbito natural. Jaguares, monos arañas, aves, pumas, tigrillos, y el animal nacional: tapires.

Vale la pena mencionar que nuestra visita al zoológico fue con paraguas de por medio, pues la eterna lluvia continuaba. Sin muchas posibilidades, manejamos hasta un centro de rescate de aves. El sitio está rodeado de verde, y caminar por sus jardines es presenciar un desfile de aves, todas distintas, de diferentes colores, correteándose unas a otras por todos lados. Fue muy agradable pasar unos días en aquel pacífico lugar, despertándonos todas las mañanas con sus cantos.

Rescate de pájaros.

Pasamos los últimos días en San Ignacio, ciudad turística que sirve como base para ir a las ruinas “El Caracol” y a unas importantes cascadas, que por el mal clima no pudimos ir. Así que nos dedicamos a disfrutar de la variada oferta gastronómica del lugar (tacos, burritos, pescado, hasta comida india deliciosa!). Pero realmente extrañamos los precios de México.

Nos reencontramos con la familia de franceses que habíamos conocido en Chiapas, y junto a ellos terminamos cruzando la frontera. Para despedirnos de este país visitamos la reserva de iguanas, en donde pudimos agarrar y alimentar a estos curiosos e impresionantes animales. Y para no irnos con las manos vacías, Martín ligó un mordiscón en la mano izquierda, mientras alimentaba a la iguana que estaba sobre los hombros de Luli. Inolvidable souvenir de Belice.

Tips para viajeros

  • Belice tiene gasolina muy cara! Cargar bien el tanque antes de ingresar. La comida también es cara. Mejor comprar provisiones en Chetumal (México). Ah! También comprar productos importados en México porque luego en centro américa todo es más caro.
  • Precio del Zoo 15 dolares. Para nosotros valió la pena
  • Lamentablemente no fuimos al caribe, pero podemos recomendar cayo Corker. El buceo en Belice es de los mejores del mundo.
  • En San Ignacio recomendamos estacionar frente a la estación de policía. WIFI del banco en la esquina.

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