Blog de Estados Unidos parte 13
Luego de dos días realizando trekkings en Acadia National Park (nuestro primer parque nacional de Estados Unidos, ubicado a lo más noreste del país), llegamos a Aubur (Maine) para visitar a Peter, primo segundo de Martín al cual no conocíamos. Peter y su familia nos recibieron con mucho cariño y nos hospedaron durante 5 días.
Compartimos comidas, risas y momentos muy alegres.
La idea original era quedarnos solo dos días en su casa, mientras arreglábamos la heladera del camper que ya hacía semanas que no funcionaba; pero al segundo día cuando estábamos por partir, nos dimos cuenta de que la heladera seguía sin funcionar, nuestros arreglos no habían solucionado el problema.
Decidimos comprar una heladera nueva, pequeña, más moderna, de bajo consumo energético. La ordenamos por internet y tardó dos días en llegar. ¡Manos a la obra! El primer paso era quitar la heladera vieja: desconectamos todos los cables, sacamos todos los tornillos posibles y… a tirar! Costó sacarla de su lugar, pero lo peor lo estábamos por descubrir: la heladera era más grande que la puerta del camper!!!! Teníamos un monstruo suelto en nuestro pequeño camper y lo único que se nos ocurría era hacer explotar todo. Mantuvimos la calma para razonar: de alguna forma tienen que haber entrado la heladera al camper, pues no pueden haber construido el camper alrededor de una heladera. Déjenme decirles que la lógica no funcionó en este caso. Teníamos dos opciones: llamar a Walter White y que nos ayude a desintegrarla con ácido fluorhídrico… o romperla en pedacitos más chicos. La segunda opción fue más viable. Peter y Martin estuvieron dos horas rebanando la heladera con cuchillas y serruchos (por suerte la parte frontal era de plástico recubierta con telgopor). Luego de varios intentos, lograron sacar sus restos fuera del camper.
La instalación de la nueva heladera fue más sencilla, además pasaba por la puerta sin problema!!! La única duda que teníamos era si nuestro sistema de dos baterías de 6V en serie, y nuestros dos paneles solares de 160W serían capaces de mantener fría la nueva heladera durante las 24 horas del día, ya que ésta a diferencia de la vieja no funciona con gas propano. Días después comprobamos que la compra fue óptima, lograda nuestra deseada autonomía energética.
El último paso a realizar fueron trabajos de carpintería, ya que la nueva heladera ocupa la mitad de tamaño que la vieja, quedando arriba un espacio vacío que puede ser utilizado como almacenamiento. Martín se transformó en Jesús sorprendiendo con sus habilidades carpinteras, mejorando la terminación con láminas de madera (lástima que por ahora no sabe transformar el agua en vino!).
Todo pasa por algún motivo, y en este caso la ayuda de Peter y Ally en todo este proceso de cambio de heladera fue imprescindible. Les estamos eternamente agradecidos.
Luego de haber logrado nuestro objetivo, nos tocó despedirnos de la familia: Peter, Ally, Andrew y Oli, una familia ejemplar, la cual nos hizo sentir como si nos conociéramos de toda la vida. Ojalá vengan pronto a Argentina y los podamos recibir con la misma calidez y generosidad.