Blog de Ecuador parte 1
Un nuevo país. Nuevos desafíos.
Pasamos la tediosa frontera Colombia-Ecuador por el cruce de Ipiales, en la que nos impresionó la enorme cantidad de venezolanos haciendo fila, escapando de la triste situación en la que se encuentra su país. La Cruz Roja hace presencia dando alimentos, agua y servicios médicos. Por nuestra parte, aprovechamos para deshacernos de algunas pertenencias, entregándole una valija con ropa a una familia. Sus rostros desbordaron de sorpresa y agradecimiento.
Una vez en Ecuador, más precisamente en Tulcan, hicimos una corta pero interesante visita a su cementerio, pintoresco por su particular corte de arbustos. Desde hace varios años, se tomó la costumbre de podar artísticamente árboles de ciprés en los jardines de la zona. Es por este motivo que el cementerio se encuentra repleto de figuras de animales y rostros indígenas.
Arreglo urgente de la camioneta
Pero no nos encontrábamos del todo relajados. Ya las últimas semanas en Colombia habíamos comenzado a sentir un ruido metálico al frenar. Pero como estábamos apresurados, pues debíamos dejar el país con rapidez porque se nos vencía el permiso, no pudimos encargarnos del ruido. Ya sin prisa, del lado ecuatoriano, manejamos hasta la ciudad de Ibarra. Los trabajadores de MaxMotors no tardaron en descubrir que las pastillas de freno (cambiadas recientemente en Panamá) habían sido destruidas probablemente por las pronunciadas y desastrosas carreteras colombianas. Las que deberían haber durado al menos un par de años tuvieron que ser cambiadas a los 6 meses. Y no solo eso: parece que la camioneta estaba frenando en caliente, lo que hizo que se quebraran los pistones y se rayaran los discos de freno. Por suerte, los chicos pudieron solucionar lo que para nosotros era “un gran problema” en un día entero de mucho trabajo. Tuvimos que pasar la noche en el taller. Que divertido!
Durmiendo con overlanders
Con frenos nuevos, nos dirigimos a la Finca SummerWind. Hans. De origen Alemán, tiene un camping que generalmente se encuentra lleno de grandes motorhomes europeos, gringos o canadienes. Aquel día no fue la excepción. Estuvo entretenido pasar unos días junto a viajeros de distintas partes del mundo. Nuestro Camper era un bebé comparado a los enormes motorhomes presentes! Incluso conocimos una muy simpática pareja de África que tenía un cuatri dentro de su casa rodante!
Contacto con la altura
Era momento de poner a prueba tanto a nuestros pulmones como a nuestro estado físico. Llegamos a la Laguna de Cuicocha, donde un volcán hace muchos años erupcionó creando un cráter que posteriormente fue llenado de agua proveniente de diferentes ríos.
Le dimos la vuelta a la laguna por las laderas del cráter, una caminata bastante cansadora de 12 km pero muy bonita.
Termas volcánicas
Continuamos hacia las Termas de Papallacta, donde nos encontramos nuevamente con nuestros amigos de It’s not a Slow Car It’s a fast house. Nos pusimos al tanto de nuestras anécdotas viajeras. Además, Mike nos arregló la calefacción la cual nos vendrá muy bien para los volcanes de ecuador y altas montañas de Perú.
Las termas fueron un muy buen lugar de reencuentro. Disfrutamos del relax y de las duchas calientes. El frío y la niebla de afuera, y el calor intenso de las aguas se combinaban para que uno se quisiera quedar a vivir ahí dentro. Todo en un marco de naturaleza e instalaciones bien puestas.
Otavalo: El mercado más grande de SA
Acercándonos a Quito, todavía había un par de paradas obligatorias. Una era el mercado textil de Otavalo, que si bien puede ser visitado cualquier día de la semana, los sábados se encuentra en su máximo esplendor. Mucha gente nos había anticipado que este mercado se había tornado muy turístico. Por lo que decidimos ir tanto un viernes, para apreciar su versión más tranquila, como el sábado, y así sacar nuestras propias conclusiones. Si bien el sábado está repleto de extranjeros, también es mucha más la cantidad de gente local, con sus trajes y peinados típicos, creándose un show para los sentidos. Además, la cantidad y variedad de productos que se pueden encontrar los sábados es impresionante. Todo es puro color hacia donde mires. Los precios no nos parecieron particularmente caros. Aunque obviamente, regatear es ley! Tuvimos la suerte de presencia una boda típica en la plaza y luego más tarde, dentro de la iglesia.
En cuanto a comidas, probamos nuestro primer Hornado (así se escribe) que consta de cerdo al horno cocinado por muchas horas, acompañado de maíz mote (granos gigantes) y de medallones de puré de papa dorados con aceite de achiote (Llapingachos). Se puede considerar una variante al cochinillo español. Pero lo más destacado fue la carne en Parrillada “Tio Jessy“, un lugar con decoración texana donde la carne estuvo riquísima: mucho sabor a humo, blanda y sabrosa.
Mindo: cascadas, pájaros y lluvia
Nos escapamos del carnaval de febrero hacia Mindo, localidad tranquila famosa por su bosque nuboso, cascadas, turismo aventura y avistaje de pájaros.
La primera actividad que realizamos en Mindo fue la caminata a las cascadas. Para ello, tomamos un cable-carro de la época minera (tarabita) bastante llamativo, que nos depositó en el “Santuario de cascadas“. Ya una vez ahí, comenzamos la caminata. Lástima que la lluvia no nos permitió terminar con el recorrido de las 7 caídas de agua.
Mindo es un centro turístico en crecimiento, se nota en sus calles. Algunas con casas humildes, otras con agencias de viajes y restaurantes.
Otra de las actividades que llevamos a cabo fue el Tour de Chocolate en el Quetzal, donde aprendimos sobre su proceso y además degustamos todas las variedades que elaboran. Si bien lo disfrutamos, costó 10 dólares por persona; nos resultó muy caro para lo que ofrece.
Para despedirnos de Mindo, optamos por realizar “tubing“. En Guatemala ya lo habíamos hecho en un río muy tranquilo, pero esta vez fue diferente. Cada uno de nosotros se sentó en uno de los 6 gomones que estaban atados en forma de flor. Los dos guías que nos acompañaban eran los encargados de básicamente todo: guiar a los gomones, frenarlos de ser necesario, evitar que nos estrellemos contra las piedras, y sobre todo: calmar a la familia ecuatoriana que estaba en un estado de pánico total. No se pierdan el video!
Quito: patrimonio de la humanidad
Como a todo viajero motorizado, el parque La Carolina nos recibió con los brazos abiertos. Sus amplios sectores verdes, canchas de deportes, y pistas para correr, se transformaron en nuestro patio por un par de días. El despertador fue reemplazados por la música proveniente de una clase de Zumba y las palmas de la gente, al ritmo del cachengue (vale aclarar que todo esto un domingo a las 7 de la mañana).
Nos tomamos un trolebus que nos dejó en pleno Centro Histórico, desde donde arrancaba un Free Walking Tour. Caminamos toda la tarde por las callecitas, plazas e iglesias, en donde las más famosas batallas independentistas y ejecuciones tuvieron lugar. Ingresamos a toda construcción antigua que nos resultaba pintoresca, sorprendiéndonos en su interior con exposiciones de arte, jardines andaluces o vistas panorámicas.
No podíamos no entrar a la Iglesia de la Compañía, famosa a nivel mundial por su interior cubierto de láminas de oro, y su exterior de piedra volcánica. Realmente es impactante, y su entrada incluye un guía que te explica brevemente la historia y el simbolismo de cada detalle de la construcción.
No faltó alguna escapada gastronómica. Esta vez fuimos a “De la llama”, platos de autos con productos locales y la pastelería francesa Cyrill.
Fue una alegría para nosotros reencontrarnos en Quito con nuestra amiga Jazmín, viajera suiza que conocimos en México y que eligió esta ciudad para quedarse a vivir temporalmente y así conocer realmente la cultura latinoamericana. También nos reencontramos con Alexis, otro amigo viajero, y todos juntos pasamos ratos muy agradables: desde comilonas, caminatas por el Parque Bicentenario, hasta participamos de un Juego de Escape del cual frustrantemente no logramos escapar.
Más del centro histórico de Quito, arquitectura entre vendedores ambulantes y algunos turistas.
Pero como siempre, tras visitar una ciudad grande, la naturaleza nos llama con desesperación. Yendo hacia el Parque Nacional Cotopaxi, terminamos haciendo una parada en Sierra Alisos. Esta es la tranquila y bien puesta finca, de una pareja de ecuatorianos que nos habían invitado a visitarlos. Para variar, lo que iba a ser una “breve visita” terminó siendo dos días de pura diversión, relax y comida (por qué la comida siempre presente?). Gracias a Raul y Karla es que comenzamos a comprender la calidez y simpatía de la sociedad ecuatoriana.
El imponente Cotopaxi
Y continuamos al PN Cotopaxi, llamado así por su famoso e imponente volcán. Ingresamos por la entrada oeste, y manejamos varios kilómetros por un camino de tierra hasta el estacionamiento, con el volcán nublado de fondo.
Nos abrigamos para realizar la subida a pie hasta el primer refugio. Aunque solo es una hora de ascenso, la altura hace que se sienta interminable. Pudimos ver al volcán despejado por unos minutos, y por suerte, al regresar al Camper nos recibió un atractivo zorro de las sierras.
Mira nuestro resumen de este recorrido!
Laguna celeste, termas en la mitad de la montaña, impresionante mercado regional, bosque nuboso, centro colonial, volcanes. ¿Qué tantas sorpresas nos puede dar un país TAN pequeño? Y esto era recién el comienzo. Muchas sorpresas estaban por llegar!
One response to “Ecuador: la sorpresa de sudamérica”
Me pareció muy interesante el mercado de Otavalo!!!