Blog de Panama parte 1
Y cuando nos quisimos dar cuenta, ya nos encontrábamos en el último país de América Central, cerrando una etapa, estando por abrir otra. Debemos aceptar que llegamos no solo con bajas expectativas, sino también con nuestras mentes rebalsadas de prejuicios como consecuencia de las experiencias previas de muchos otros viajeros en este país. Panamá sería para nosotros una caja de sorpresas.
Al caribe estrellado
Tras haber cruzado la frontera Costa Rica-Panamá del lado caribeño, manejamos hasta la ciudad de Almirante, desde donde salen los ferrys al turístico archipiélago Bocas del Toro. Estuvimos varios días invadidos por la indecisión de cruzar o no a la isla con el Camper. Fue necesario calcular ambos costos para optar finalmente por llevar a nuestra casita con nosotros.
Es recomendable ponerse en la cola la noche anterior para asegurarse un lugar en el ferry de las 7am. A pesar de haberlo hecho, tuvimos que esperar hasta el segundo turno, cosa que nos vino bien para dormir un poco más ya que la noche y temprana mañana fue muy ruidosa debido a la cantidad de camiones.
Los primeros días los pasamos en la playa Boca del Drago, desde la cual se va caminando hasta la famosa Playa Estrella, que efectivamente está llena de estrellas de mar. Éstas pueden ser observadas desde afuera, debido a la transparencia del agua. Por momentos uno olvida que las estrellas de mar son animales, pues se encuentran super quietitas y aferradas a la arena; pero si se las retira del agua morirían a los seis segundos. Disfrutamos mucho del snorkel en esta playa en la que además de estrellas, pudimos ver camuflados entre los corales a unos peces negros y grises con forma de “pavo real” muy curiosos y elegantes que luego nos enteramos de que eran venenosos.
También tuvimos la oportunidad de comer langosta a muy buen precio, y tras negociar la cantidad, las sobras nos terminaron rindiendo para una comida más, ideada y cocinada por Martín: pastas con crema azafranada de langosta. Nos costó dejar este paradisiaco lugar, pero lo mejor estaba por venir.
Coordinamos con nuestros amigos rusos Alexandra y Clemente para hacer la excursión a “Cayo Zapatilla”, que incluía una rápida visita a una zona con osos perezosos, vista de delfines, y una de las actividades de las que más disfrutamos hasta el momento: Deep Board.
Si te gusta el snorkel, el agua, y la velocidad, esta actividad te volverá loco. Consiste en agarrarse con ambas manos de una tabla de acrílico, y ser arrastrado por la lancha, direccionándote con el movimiento de la tabla. Puedes sumergirte bastantes metros sintiéndote un delfín, y volver a la superficie para tomar aire antes de la próxima sumergida. Luli tuvo que hacer frenar la lancha para ajustarse la parte de abajo de la bikini ya que por la velocidad se le estaba escapando poco a poco. A pesar de haber repetido la actividad, nos quedamos con ganas de más. El coral donde se hace la actividad es el más lindo y complejo que hemos visto, lleno de colores y formas alucinantes. Esperamos encontrar Deep Board en alguna playa de otro país.
Finalmente pasamos un rato en el caribeño Cayo Zapatilla que, si bien es bastante turístico, al estar en temporada baja, prácticamente no había gente.
Disfrutamos dos noches de la compañía de los rusos, a los que esperamos volver a ver en Colombia.
Puedes ver nuestro paso por el otro archipielago de Panamá: San Blas
Hacia bosques nubosos
Al abandonar la isla, decidimos cortar un poco con la seguidilla de playas, manejando hasta los bosques nubosos de Boquete, pueblo ubicado en las montañas, conocido por ser la zona “fría” de Panamá. Pero terminamos haciendo una parada previa en las aguas termales “La Candelaria”, donde conocimos a Emily y Sasha, americanas con las que compartiríamos entretenidos momentos durante los siguientes días.
Las termas nos resultaron agradables para pasar el rato, teniendo el correr del río frio a pocos metros, en caso de estar buscando contraste térmico.
Al llegar a Boquete no tardamos en sentirnos “como en casa”. Nos estacionamos en la plaza principal y pudimos acceder al WiFi libre. Aprovechamos las nubes y lluvias de esos días para probar distintas delicias de la zona y complacer al paladar: fuimos a la mejor heladería de lo que va del viaje (¿alguna vez probaron helado de guanábana?); también a “Sugar y Spicy” donde se encuentra tanta variedad de muffins, pasteles y otros postres, que te quieres quedar en este pueblo por semanas solo para probarlo todo; y no podía faltar el emblemático y económico comedor para locales “Sabrosón”, donde encontramos exquisita comida casera.
Primer rafting
Nuestros cuerpos estaban pidiendo un poco de adrenalina, y fue entonces que nos decidimos por hacer rafting por primera vez en el viaje. La excursión incluía el transporte hasta el río Chiriquí (muy próximo a Costa Rica) y fue ahí donde empezó la aventura de la que tanto disfrutamos. Fueron dos horas de intensa adrenalina, con rápidos de hasta 3+ de dificultad. Martín logró llegar al final sin caer al agua ni una sola vez. Por el contrario, Luli cayó dos veces: una de forma casual, y otra empujada por Martín (la venganza será terrible).
Tuvimos la suerte de poder visitar el mercado de los martes (por qué los martes?), en la que tanto locales como extranjeros exponen y venden artesanías, verduras orgánicas, quesos al estilo europeo, distintos postres y dulces, a precios bastante caros.
Buscando al quetzal
Pero créannos que hacemos otras cosas además de comer, estos cuerpos no se mantienen solos! Una mañana nos tomamos una combi hasta el inicio del trekking “Camino del Quetzal”, y si bien pensábamos hacer solo parte del mismo, terminamos haciéndolo por completo. Caminamos con el cantar de los pájaros como música de fondo, bajo la lluvia en algunos momentos, avanzando entre la tupida vegetación y descubriendo más y más tonalidades de verdes. Lástima que no pudimos ver ningún quetzal.
El largo recorrido finaliza en el bonito pueblo agricultor de Cerro Punta, desde donde es necesario hacer casi cuatro horas de transporte público para regresar a Boquete.
Despedida de Boquete
Al llegar, nuestros cuerpos pedían a gritos descanso. Pero al ser nuestra última noche en este fantástico pueblo, queríamos despedirnos de nuestras amigas americanas. Fuimos a un restaurante e, inesperadamente, la noche terminó con karaoke y bailando salsa. Si tus piernas te cantan truco, cantales re-truco!
Boquete sin duda nos alimentó el alma y el estómago, rodeado de montes verdes, casonas y jardines llenas de flores. No es casualidad que sea uno de los lugares más elegidos por los longevos ciudadanos americanos para disfrutar sus últimos años.
TIPS PARA VIAJEROS
- En Panama se regatea todos los precios inclusive los tours y ferry de Bocas del Toro (Llegar la noche anterior en caso que quieras tomar el turno de la mañana siguiente).
- Llegar a las termas puede ser problemático para autos sin 4×4 especialmente en tiempo de lluvia.
- La plaza principal de Boquete es ideal para “acampar”. WIFI, acceso al agua, hasta tomas de electricidad. Cerca de todos los restaurantes, tiendas y movilidad. La moderna librería a unas cuadras de distancia tiene muy buen WiFi, baños ideales para tardes de lluvia.
- Recomendamos tomar la combi hasta el acceso al Camino del Quetzal. Si bien el camino es afaltado, es bastante estrecho.
- Hay muchos más sendero para caminar que incluyen cascadas y hasta tirolesas. Boquete es como monteverde pero más barato salvo el canopy ($65 vs $50).
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