Costa Oaxacaqueña: el pacífico mexicano es impresionante!


Blog México parte 19

Con cierta incertidumbre sobre si valía la pena la costa del Pacífico de Oaxaca, llegamos al encuentro con Sebastián Camper y Marielle. Aguas blancas, muy cerca de Puerto Escondido, nos recibió con su playa desértica y casi virgen. Ahí pasamos tres días los cuatro juntos, disfrutando de la tranquilidad y sus olas. Luego de una tarde en el famoso Puerto Escondido, nos separamos de nuestros amigos para continuar visitando otros puntos turísticos de esta costa.

Ahí pasamos tres días con Sebastián, disfrutando la tranquilidad y sus olas. Luego de un día en el famoso Puerto Escondido ya estábamos listos para continuar visitando otros puntos turísticos de esta costa.

Llegó el turno de Puerto Ángel, pequeña bahía de pescadores de agua calma. Otro paraíso oaxaqueño. Nos atrevimos a ir a pescar a las 7am en lancha, pudiendo ver tortugas marinas y visitando otras playas. La pesca fue exitosa, y a la noche comimos un rico bonito a la cebolla con bastante pimentón y aceite de oliva, cocinado por Martín. Pasamos dos noches en este pueblito, muy tranquilo y seguro. Nuestro guía nos dijo: “Acá nos conocemos todos, el que roba no sale del pueblo”.

A pocos kilómetros se encuentra la playa San Agustinillo, una de las más lindas. Y al lado, Mazunte, con aire hippie.

Antes de seguir hacia el sur, nos dimos el gusto de visitar la laguna “Ventanilla”, reserva donde pudimos ver cocodrilos e iguanas en su ámbito natural. Lo curioso fue que al chico de la entrada le faltaba un brazo …un poco raro que sea la persona que te dé la bienvenida a un paseo con cocodrilos! Luego del recorrido en bote, llegamos justo para la liberación de tortugas bebés al mar, experiencia de la que especialmente Luli disfrutó muchísimo.

Por fin… llegamos a la famosa playa nudista conocida a nivel mundial: Zipolite. Hay varios motivos por los cuales recordamos este sitio como uno de los mejores del viaje: por empezar, nos quedamos las dos noches en un camping frente al mar. Despertarse y que lo primero que veas es el mar, no tiene precio. Además, estuvimos muy bien acompañados: conocimos a una pareja de franceses ya en sus sesentas, que están viajando por toda América en una van (para la gente que piensa que hay que ser joven para realizar un viaje como el nuestro!). Compartimos con ellos unas agradables caminatas por la playa, y una entretenida cena. Conocimos a nuestros amigos turcos, también overlanders: Hakan y Ayshe, junto a los cuales terminamos viajando por más de una semana.

Una de aquellas tardes en Zipolite, caminamos hasta donde se encuentra la llamada “Playa del Amor”. Para acceder a ella hay que subir una lomada, desde la cual se puede ver la playa desde arriba. Fue muy chistoso que, al subir, nos recibió un mexicano diciendo: “Bienvenidos a la playa del amor! Aquí todo es libertad! Pueden estar desnudos y son libres de tomar fotos si así lo desean”, y créannos que mientras decía esto, sonaba desde el bar la voz de Freddy Mercury cantando: “I want to break free”. Bajamos hasta la playa y nos divertimos largo rato con el oleaje del mar que nos arrastraba hasta la orilla y nos volvía a chupar, una y otra vez. De más está decir que todos a nuestro alrededor estaban desnudos.

Nos costó dejar este mágico lugar. Pero nos incentivó saber que los turcos nos esperaban en la playa San Agustín, en el camping “El capi”. Pese a la escasa señal de celular, logramos mandarle a Sebastián Camper nuestras coordenadas, y no tardó en aparecer. Así fue como nos instalamos en esta maravillosa playa poco conocida. Pasamos tres días muy tranquilos, disfrutando de la vida de overlanders: cocinando, leyendo, caminando por la playa, haciendo snorkel, mateando, y principalmente: aprendiendo sobre otras culturas.

Llegó el turno de Huatulco y sus 7 bahías, aunque solo conocimos 4 de ellas. La solitaria y virgen “Bahia Cacaluta” que se accede luego de 40 minutos a pie por la selva; la céntrica y portuaria “Chahue”; la turística hotelera “Tangolunda”; y la tranquila y con gran snorkel “La entrega”, donde pasamos dos noches junto a nuestros amigos. Sin duda hay playas para todos los gustos.

Después de todo lo compartido, nos tocó despedirnos de Sebastián. Aunque confiamos en que nuestros caminos ya se volverán a cruzar. Haberlo conocido fue sin duda “un éxito total”.

Por último, antes de abandonar la costa, fuimos a la playa Bamba, más conocida por los viajeros como “Blue rock”. Nos recibió su salvaje mar al cual mejor mirar desde lejos, y su emblemática gran roca en el medio de un laguna. Es un lugar único para jugar con la cámara fotográfica durante el atardecer. En este destino pudimos participar de otra liberación de tortugas al mar! Esa noche fue super estrellada, y celebramos con los turcos (con mezcal de por medio) nuestra “última” noche juntos (no sabían que librarse de nosotros no sería tan fácil).


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